Home
El Eco
Noticias
Juridico
Senderismo
Conocer
Planos y mapas
La Asociacion
Estatutos
Enlaces
Contacto
Casas rurales, hoteles, cortijos,
y otros servicios
en el Parque

Visita nuestros Patrocinadores
  Camisetas de la Asociación
Diferentes tallas, modelos y colores
Descúbrelas
y cómpralas
 
Síguenos en

Sitemap

Aviso legal
Política de cookies
Política de privacidad

Webdesign: espacioazul.net

 
 
 
 

El lagarto ocelado

El lagarto ocelado (Lacerta Lepida), es un saurio de aspecto fuerte, con una cabeza voluminosa y prominentes mandíbulas. No en vano es el lagarto más grande del continente Europeo, siendo normales los individuos de más de 60 cm. de longitud incluyendo la cola, que supone un tercio de su tamaño. Su coloración es verde amarillenta tendiendo a grisacea en estos parajes sureños, con moteado negro y grandes ocelos azules en los costados. Las hembras tienen la cabeza más pequeña y los ocelos menos notorios. Los jóvenes suelen ser verdes con ocelos blancos bordeados en oscuro. La época de celo suele tener lugar entre los meses de abril y mayo, produciéndose una curiosa lucha casi ritual. La hembra entierra los huevos, en número de 20 a 23, que en unos tres meses eclosionarán.

Foto: Lagarto ocelado, © Javier Matamala

El lagarto ocelado se alimenta de insectos de gran tamaño, pequeños pollos de aves, huevos, ratoncitos y hasta gazapos de conejo, además de algunos frutos. Pese a que sus familiares muy cercanos, los Lacerta Lépida Nevadensis, pueden vivir en Sierra Nevada, en alturas de hasta 2.000 m.; el clima seco de nuestro Parque Natural es óptimo para la vida de estos saurios. No es difícil ver alguno de ellos tomando el sol sobre una piedra cuando el calor es suave o sesteando a la sombra de un palmito en los momentos más duros de nuestro verano. Los ocelados suelen protegerse de los peligros bajo los matorrales, en pequeñas cuevas entre las rocas o en galerías excavadas por ellos. Las aves rapaces de tamaño medio-grande y la culebra bastarda son sus mayores predadores. Para ellos el lagarto ocelado es un manjar complicado, que, cuando no puede huir por velocidad, no duda en utilizar sus garras y su potente mandíbula para defenderse. Si el problema se agudiza y no hay otro remedio, se desprende de la cola, que permanece moviéndose independientemente durante algún tiempo, en un intento de entretener al enemigo mientras busca un lugar seguro donde esconderse. A veces el truco da resultado, el lagarto se salva y la cola vuelve a crecerle, como a otros saurios de su especie. Aunque el lagarto ocelado está distribuido en toda nuestra Península, el sur de Francia, Italia y norte de África, no estando en peligro de extinción, está incluido en el Catálogo Nacional de Especies Protegidas y en el Convenio de Berna.

Este precioso saurio de ojos azules (en los costados), omnívoro, ágil, rápido, fuerte, cabezón y luchador; ha sufrido, históricamente, la misma mala fama que los demás reptiles. Se les ha atribuido injustamente todo tipo de augurios malignos y propiedades perniciosas, cuando su discreta presencia no ha traído más que beneficios a nuestras cosechas y al equilibrio ecológico de nuestro entorno. El Lacerta Lépida, simplemente, ha sido otra de las muchas víctimas de la incomprensión derivada de la ignorancia. De ello tenemos demasiados ejemplos de actualidad, y aunque estamos en el año 2004, mal podemos intentar que se respete a los animales cuando no hemos aprendido a entender, ni siquiera, a nuestros semejantes y seguimos matándonos en guerras sin sentido.

Mariano Torrero