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Así nos nació la conciencia

Nos hacemos llamar “Etnólogos en acción” y así nos nació la conciencia:” Lo digo sin complejos. Y si elegí este titulo para el artículo no ha sido porque fuera original – de hecho no me molesta decir que plagio el titulo de un libro sobre Rigoberta Menchu -, sino porque me pareció de una fuerza rotunda. Y porque no hallaré mejores términos para referirme a aquellos momentos en los que resolvimos no volver a quedarnos impasibles ante tanto afán por olvidar el tremendo esfuerzo material de nuestros antepasados por llevarnos a nosotros, sus herederos, a la sociedad del bienestar.

Corrían apacibles los días de primavera de 2003 y un fin de semana más, como tantos otros, había decidido trasladarme desde Sevilla a Priego de Córdoba para seguir cimentando amistades y participar junto a mi amigo Marcos Campos en una de las para mí siempre inolvidables expediciones de escombreras al rescate del patrimonio etnológico. Apenas habíamos visitado alguno de esos lugares donde el mayor empeño consiste en encontrar, quizás, una pieza más que sumar a nuestra colección de sueños, y mi corazón ecologista sueña despierto, en medio de tanto escombro y reutilizaciones imposibles en esta época tan propensa al desperdicio y la basura.

Foto: Molino del Viento, Carboneras, © MS

No habíamos entrado en Luque cuando de repente algo llamó nuestra atención. Había algo que no encajaba, o mejor dicho, que encajaba demasiado bien en esta sociedad reeducada a marchas forzadas en el desprecio del patrimonio histórico. Sobre una fachada lateral de la pequeña ermita de San Roque alguien había colgado el cartel publicitario de una promoción de viviendas. La pequeña ermita, con su hermoso y sencillo tejado a cuatro aguas y su cruz rematada, la pequeña ermita que alguna vez fuera blanca y alguna vez fuera objeto de tantos deseos y esperanzas, se mostraba ante nosotros como el mero soporte infame de un cartelón publicitario que el espabilado de turno, uno de esos que tanto sobran, había querido aprovechar.

Bien podríamos habernos solamente lamentado, blasfemar contra las empresas descerebradas y los políticos despreocupados, y seguir nuestro camino hacia alguna escombrera, al encuentro de esa vieja orza resquebrajada. Bien podríamos, insisto, haber mirado hacia otra parte. Pero en lugar de eso, decidimos decir ¡basta!. Le pedí a mi amigo que detuviera el coche.

Me bajé y me puse a fotografiar la afrenta.
- ¡Escribiremos una carta al Alcalde para pedir que quiten el cartel... y ya de paso, para pedir que restauren la ermita!
Una semana después ya estaba la carta en manos del Ayuntamiento de Luque. Un mes después, aproximadamente, el cartel había sido retirado, aunque la ermita seguía sin restaurar. Fue así, con este éxito a medias, que volvimos a caer en la cuenta de que las cartas funcionan, de que la palabra funciona, porque es más fuerte que la espada, y que por supuesto, podían funcionar para luchar por tanto Patrimonio que aún nos queda por salvar.

Decidimos al fin crear una asociación de defensa del Patrimonio Histórico que tuvo a bien ver la luz en la ciudad de Priego de Córdoba. El éxito inicial con la Ermita de San Roque nos alentó a continuar con otros inmuebles.

Casi un año después de que se creara, hoy componemos la asociación casi cuarenta personas, con más de sesenta denuncias realizadas en todas las provincias de Andalucía y en todos los ámbitos del patrimonio: arqueología, etnología, arte, monumentos, etc. Y esto es sólo el principio. Porque trataremos de salvar todo lo que podamos en un largo camino que se presume como de luces y sombras. Somos, en fin, una asociación abierta a todos los que quieran participar, sean o no sean profesionales de la etnología y en la que no se requiere pagar ninguna cuota para hacerlo. Sólo las ganas de enviar un par de cartas cada semana. Porque cada carta es importante. Nunca dejes de creerlo. Nos hacemos llamar “Etnólogos en acción” y así nos nació la conciencia.

Francisco Navarro Ibáñez
Presidente de ETNÓLOGOS EN ACCIÓN - ETNOA