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Editorial

Este año conmemoramos el 20 aniversario de este Parque Natural. Algunas fechas nos incitan a hacer balance; así sucede cuando nos paramos a pensar que son ya dos décadas las pasadas desde que se decidió proteger legalmente estas tierras y su mar por su alto valor ecológico. Este Parque Natural todavía sigue recibiendo nuevas calificaciones de protección. No cesa el reconocimiento nacional y sobre todo internacional sobre los valores naturales que alberga.
Dicho así, cualquiera creería que sus condiciones de conservación deberían ser perfectas y haber mejorado con el transcurso del tiempo; sin embargo, ante los ojos de todos aparece una realidad bien distinta. Las agresiones a este espacio protegido son muchas y su incidencia negativa aumenta cada día.

Hasta hace dos décadas estas tierras se caracterizaban por una armonía básica entre naturaleza y habitantes. Pocas personas las habitaban y las explotaban en condiciones de sobrevivencia. La actividad más agresiva era la explotación minera. Veinte años después, los habitantes siguen siendo escasos, todavía no habremos sobrepasado los 2000 habitantes, pero su mal llamado desarrollo sostenible se sigue justificando en la necesidad de superar la miseria ancestral de estas tierras y sus gentes. Hace mucho, mucho, mucho tiempo que sus pobladores, también los autóctonos, han dejado de ser pobres y desde luego el desarrollo sostenible nunca ha estado en manos ni ha beneficiado a los lugareños.

Ahora esta realidad es más evidente que nunca. Basta mirar los desarrollos urbanos, incluidas las grandes urbanizaciones ilegales, para comprobar quién se ha forrado y cómo. Miremos La Isleta, San José, Las Negras, Aguamarga… Quizás se pretenda que el beneficio de los lugareños consista en vender todo lo que poseen y de lo que no pueden beneficiarse (terrenos no urbanos, por ejemplo, que urbanizarán otros) o en atender las tareas de limpieza o alquilar los locales de los que de verdad hacen los negocios. En fin, no hace falta ser un especialista para comprender que hay una infinidad de maneras de desarrollo de este Parque que sí habrían beneficiado, mucho más, a los lugareños.

Pero la única agresión desmedida a este espacio protegido no ha sido la especulación masiva del ladrillo. Se nota que empezamos la campaña electoral porque la prensa toda, incluida La Voz de Almería, se hace eco de los desmanes del ladrillo en la costa española y el montón de medidas que se van a adoptar para frenar la especulación y restaurar nuestras costas. Es difícil creerlo. Hace nada que padecimos una campaña electoral para las municipales en las que se empezó planteando el tema de la corrupción urbanística y luego silencio total, porque ningún partido se ha resistido a seguir presentando como candidatos a las alcaldías a los imputados en procesos penales por corrupción urbanística o delitos medioambientales. Olvidemos por un momento las construcciones y recordemos el tema de los invernaderos ilegales dentro de este Parque Natural. Hay más de cien. Son otra realidad imposible de justificar. La superficie para invernar fuera del Parque está mínimamente ocupada y sin embargo se instalan invernaderos dentro porque es más barato el terreno.

Las Administraciones miran a otro sitio y así confían en mantener sus votos, pero nada han previsto ni han avanzado en subvencionar las actividades de los lugareños a cambio de que respeten y se sientan orgullosos de vivir en un parque natural. Esos buenos millones de euros se utilizan en hacerles las infraestructuras a los grandes negocios, a ser posible especulativos. ¿Con qué dinero se hacen las depuradoras, con qué dinero se trae el agua, se asfaltan y urbanizan los caminos de los nuevos núcleos urbanos…? ¿Quién concibe que la Junta haya tramitado para el hotel de El Algarrobico una subvención de 2,8 millones de euros comunitarios o que como son tan pobres se les perdonara la licencia de obras? ¿No se pagó por la finca de Escullos que no tiene ni un palmo de suelo urbano 600 millones de pesetas? ¿Cuántas actuaciones se habrían podido llevar a cabo con estos millones para satisfacer la demanda histórica de los pocos lugareños que habitan este Parque?

Hace años que la Consejera de Medio Ambiente, Sra. Coves, dijo a la prensa que llevaban gastados más de 6 millones de euros (mil millones de pesetas) en Rodalquilar. Alucinante, ¿verdad?, sobre todo si se repara en que esta señora dijo que pensaba dar en concesión el poblado minero, para que se instalara una villa turística, a una empresa particular, claro está. El dinero público gastado en este Parque hasta ahora ha estado destinado a abaratar y facilitar las grandes inversiones de fuera, que suelen ser las más invasivas y de efectos más negativos sobre el medio; o a una simple función de maquillaje, que siempre ha quedado en nada. Recordemos el proyecto de teleparques, que iba a permitir trabajar a distancia a los habitantes del Parque; o las sucesivas concesiones de unas instalaciones turísticas, como la zona de acampada o el albergue del Bujo, que permanecen cerradas casi todo el año; o los cursos de guías medioambientales para realizar ninguna actividad. Lo que es seguro es que hasta este momento el dinero público no ha servido para indemnizar y subvencionar actividades sostenibles, dentro del Parque, que beneficien a sus habitantes.

Disfrutamos en nuestras aguas protegidas, al lado de una reserva integral, de una piscifactoría. Tenemos cultivos de regadío, incompatibles con la fisonomía de este Parque, de inmensas dimensiones, como el del Cortijo de El Fraile (que no es de autóctonos y que no contrata a lugareños), y muchos más que habrá en un futuro próximo, porque así lo contempla el proyecto de PORN. Esa es la razón por la que se está permitiendo que se aren esas grandes extensiones de terreno que llevan años y años sin cultivarse. ¿Alguien ha visto alguna vez recoger alguna cosecha de las que se siembran? ¿Quién no se ha fijado en que se ara y ara para no cultivar nada?

Algunas características de este espacio protegido ya han desaparecido de forma irreversible. El tan cacareado valor etnográfico de este territorio es ya historia. Posiblemente ése sea el futuro de otros muchos aspectos que en su día valieron para protegerlo.

Ni una simple escombrera ilegal se han atrevido a remover nuestras autoridades ambientales. El futuro legal, ya a la vuelta de la esquina, porque se anuncia nuevo PORN para navidad, no es halagüeño; una vez más se pretende legalizar todo lo ilegal y amnistiar a los infractores. No será la primera vez que suceda.

Sin embargo, esta asociación no va a permanecer impasible mientras expolian el Parque a nuestras espaldas. Vale la pena llegar hasta el final, y quizás el camino nos depare alguna sorpresa agradable. Lo malo ya lo tenemos, busquemos lo bueno.

Asociacón de Amigos del Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar