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Editorial

¡Vaya tela!

El Algarrobico disfrazado con tela verde parece una escultura de Christo, artista que hacía desaparecer edificios emblemáticos como el Reichstag de Berlín bajo masas de telares inmensos. La diferencia consiste en que Christo es artista y los de Greenpeace son ecologistas-activistas..., pero activistas creativos, ¿eh?

Lo del Algarrobico parece una historia interminable, y menos mal que de vez en cuando los de Greenpeace aparecen para recordar que allí está y que de allí debiera desaparecer, y que si no desaparece de verdad, pues vamos a simular su desaparición.

La deseada desaparición de otra cosa es un poco más complicado de entender. Me refiero a las miles de palmeras alineadas con sistema de riego por goteo en un terreno originalmente de secano entre la arena de la playa y la Torre de los Alumbres en el Playazo de Rodalquilar. ¡Vaya palmerazo!

¡PALMERAS!, ¡qué bien!, exclamaba una amiga en un primer momento. Pero en este caso de bien no tienen nada. Tiene toda la pinta de un gran atentado ecológico sobre la protección de un terreno emblemático; y surgen muchas preguntas: ¿De qué agua se nutren? ¿Y cómo puede ser que la Consejeria de Medio Ambiente subvencione la reforma de las dos norias que se encuentran en las proximidades de este vivero? Además, estas arecáceas no son autóctonas ni históricamente naturalizadas en el Parque, como debiera ser y como dice el mismísimo informe ambiental de la Consejería de Medio Ambiente. ¿Es que hacen la vista gorda los guardas de Medio Ambiente? Y eso que las oficinas del Parque están a dos kilómetros de este patinazo medioambiental.

Me causa una nefasta impresión que, de repente, nos veamos obligados a luchar contra palmeras, contra algo tan positivamente valorado, algo tan bello y natural. Palmeras que si crecen en condiciones adecuadas son preciosas y traen aires del sur. Sin embargo, aquí y ahora, en el Playazo, bajo un montaje de condiciones inadecuadas, se ha violado la naturaleza con algo natural. Resulta paradójico, y así es.

Creo que vamos a necesitar mucha más tela para disfrazar las barbaridades de este Parque Natural. A ver si mañana me acerco al Algarrobico para pillar un trozo de lona verde y llevarlo a San José, pues taparía con ella la vergonzosa pita rota del centro de la Plaza. ¡Y que desaparezca de una vez por todas esta ruina de pita de fibra! Alguien recordará que esta pita de fibra verdosa era en su día el centro de una fuente cuadrada. El agua salía siempre hacia fuera y la pita no duró mucho tiempo. El agua se secó y la pita languidece fragmentada. Eso es el centro de la plaza de San José desde hace muchos años... ¡vaya tela!

Lisa Frohn
Presidenta de la Asociación
Amigos del Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar