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Cartas y opiniones

Desde aquí os animamos a enviar vuestras cartas contándonos anécdotas, comentarios y opiniones sobre todo lo relacionado con el Parque Natural. Podéis hacerlo a través de Internet o por correo postal. Gracias.
 

El eje del mal negro (Caso Klaus)

Las Negras es un pueblo pequeño y misterioso cuya piedra volcánica, igual que su leyenda, es del mismo color que el nombre que le han puesto. Unas noches atrás, en el cruce que va de Las Negras a Rodalquilar, frené mi coche para no atropellar a una piara de jabalíes que cruzaban la carretera. Hoy me cuentan que proponen iluminar toda esta zona con farolas. A saber dónde irán estos bellos salvajes cuando la luz eléctrica se imponga en su camino.
Que el tiempo hace cambiar las cosas, lo es en proporción al grado de respeto que por las cosas mismas mostramos las personas. Si no que se lo digan a la propia naturaleza. ¿Cuántos siglos atrás se habrá escuchado el batir de las olas en los cantos rodados del pueblo de Las Negras? Baste echar en la orilla toneladas de arena para impedir el claqueteo de las piedras. Se sabe que esta arena vertida para agrandar la playa en la época estival, se perderá durante los fuertes temporales, además de interrumpir el ciclo anual de la arena, que en invierno es arrastrada hacia el fondo formando una barrera que protege la playa del fuerte oleaje, y en primavera es arrastrada de nuevo a la orilla.

Pero por mucho que el invierno bata en estas costas, ninguna ola ha llegado más alta que la del negocio urbanístico. Las nuevas casas hechas para el verano van tapando las vistas que daban ayer al mar. La sentencia del tiempo dictamina en los rostros de los más viejos. Éstos oriundos de ruda presencia guardan en su mirada el desengaño que les causa esta nueva moral. Ven al pueblo de hoy en esta confusión materialista. Esta moral, ajena a sus ancestros, ya les es conocida a la vista de la nueva generación y la distancian, pues son ellos los pocos que contrastan pasado y presente. Está en ellos vigente la cultura del pueblo. Si hay algún antropólogo medianamente cuerdo que visite estas tierras lo podrá constatar. Los jóvenes aluden a los mayores como quien cuenta orgulloso una leyenda, pero apenas se identifican, no hay un rasgo mimético entre ambas generaciones que las una, pues dada la actual escala de valores con que se sopesa el “progreso”, el nuevo burguesito mira treinta años atrás como quien se remite a la prehistoria, y el viejo dinosaurio siente el caos actual como un guardián que avista a un enemigo incierto.

Intensos cambios ha sufrido este entorno en el último año, no sólo físicos sino de pensamiento. Y es que piensan algunos que para alcanzar sus fines deben eliminar a quienes consideran sus contrarios. Tanto es así que, si por ellos fuera, lapidarían a los ecologistas, lo mismo que patean a los hippies y a todo el que no encaje en el perfil humano que estos cuantos demandan. Fomentan un turismo muy distinto al que ha frecuentado por estos condominios. Un turismo de paso que no se haga a vivir aquí. Un viajero incapaz de dormir a la intemperie, que demande no el mar y las estrellas, sino salir de la urbe y volver unos días al cálido refugio que cría telarañas todo el año.


Pero el turismo no es una especie endémica. El turismo es la ciencia del nuevo rico, este hombre moderno que se afila el colmillo cuando ve un autobús de extranjeros que llega a su pueblo. Desea hospedarlos y alimentarlos a todos para engordar su cuenta bancaria. Entre esta generación y la anterior hay un abismo de estilo. También hay quien se encuentra entre dos aguas, ese vecino de mediana edad que ha vivido en dos mundos distintos sin salir de su pueblo. Esa persona que un tiempo atrás amparaba al viajero por pura generosidad y ahora se ofrece como lo hiciese antes pero con la premisa de sacarse unos cuartos. Y es que la joven generación no se anda con pesquisas a la hora de actuar. Ellos son quienes quieren poner bonico el pueblo, y para ello levantemos muros, malogremos rotondas, sepultemos piedras, edifiquemos plazas en ramblas naturales desafiando el ritmo de los cursos fluviales. Este pueblo ha de dar cabida a todos a toda costa, por pequeña que ésta sea.
 
Foto: Klaus, © Salvemos Las Negras

De esta forma se ha venido creando una tensión en Las Negras que si nadie la templa las consecuencias van a dar argumentos para no callar más. La barbarie se ha hecho patente a partir de las fuerzas del orden. Hay agentes que campan a sus anchas tomando la “justicia” por su mano. Quienes somos de fuera sabemos que podemos acabar siendo pateados entre cubos de basura por estos funcionarios. ¿Les habrán dado carta blanca para llevar a cabo una limpieza étnica? Debemos instigar a las verdaderas fuerzas de la ley y el orden, allá donde se encuentren, para que cuestionen el caso de Níjar y sus agentes de proceder dudoso. Pues es muy fácil ponerse un uniforme e intimidar armado a quienes sólo deseamos vivir en paz.

Tengan en cuenta la injusticia que es encontrarse entre rejas sin haber cometido ningún delito, sólo por adueñarse de algo no menos valioso que ciertas sensaciones provocadas por los atardeceres postrado frente al mar. Así hemos visto a Klaus quienes hemos vivido en Las Negras, meditando en su lengua, que es la suya propia, ni español ni alemán, una lengua distinta a la de todos. Por eso este hombre ha marcado una diferencia en el pueblo. Por ello ha sido pateado y encarcelado por un poder injusto que pensaba que nadie reclamaría su libertad. Aún somos pocos quienes la reclamamos. Aún somos pocos porque hay muchos cobardes que se piensan que van a hacer lo mismo con ellos, pero lo que no saben, o tal vez sí lo sepan pero están ocupados en otras cosas, es que si no reclamas los derechos del prójimo, el próximo que pierde sus derechos eres tú.

El caso Klaus, con todo mi respeto a nuestro amigo, es otro tipo de especulación, en este caso de mayor gravedad porque es humana. Si el Algarrobico (ejemplo) se construye sobre un mar de dudas legales para tentar a la suerte, ahora la partida tienen que ganarla luchando en contra de la libertad de quienes viven de espaldas al conflicto económico, de aquellos que en su tránsito por la vida sólo buscan la paz y la armonía consigo mismos.

Por esto y mucho más, a quien desee conocer la intrahistoria del pueblo de Las Negras, le aconsejo que lo haga ya, a ser posible para que reivindique ciertos cambios que apunten a preservar lo auténtico y lo autóctono, y no estos otros que denuncian mis ojos cada vez que, sin ánimo de ofensa para nadie, rondan por el lugar.

Leónidas Gómez Montoto

Encontraréis documentación e informaciones detalladas sobre el caso de Klaus en la web : http://vivalasnegras.blogspot.com

Llamada de atención

Soy un madrileño asiduo visitante de San José y del Parque Natural del Cabo de Gata desde hace unos 35 años. Conozco todo el Parque en todas las épocas del año. Me considero un enamorado de esta zona y lógicamente me molestan ciertas actuaciones, negativas, que se producen desde los últimos años, con el turismo masivo en la zona y la falta de sensibilidad por parte de visitantes desaprensivos y también, porque no decirlo, de estamentos públicos (Junta de Andalucía, Ayuntamientos, etc.)

No sé cómo realizar llamada de atención o reclamación. Por eso acudo a vuestra Asociación a la que sigo en vuestra página web y de vuestra publicación "El Eco del Parque". He intentado hacerlo a través de la web de medio ambiente de la Junta, donde todo es muy bonito pero no hay ningún apartado en el que se pueda hacer ni una sola sugerencia o reclamación.
El motivo de mi malestar es que en los meses de verano y de afluencia masiva de gente, no sé por qué, las vigilancias que se hacen en los accesos a las playas y calas no se llevan a cabo todos los días de lunes a domingo. Parece ser, según hablé con uno de los vigilantes, que esta circunstancia es sólo hasta mediados de agosto y a partir de aquí sólo los fines de semana. Este año ha coincidido que he estado en la 2ª quincena de agosto y esto ha sido un sin fin de "atropellos" de lunes a viernes. Coches que no respetan la señalización de prohibición de aparcar fuera de los lugares señalados, no respetar los taludes, dobles filas a ambos lados del camino, coches aparcados como les viene en gana, desde la cala media luna hasta más allá del aparcamiento de Barronal los dos lados del camino invadidos por vehículos, en Genoveses ídem de ídem, "animales" que se creen que están de rally, etc., etc. Todo esto conlleva un peligro clarísimo en el caso de alguna emergencia que pudiera surgir, ya que es imposible a veces que una ambulancia pueda llegar al lugar, amén del destrozo del terreno y paisajístico. Y decir que en los 15 días, quitando los fines de semanav la ausencia de vigilancia, guardia civil, policía, etc., en el camino es clarísima. ¿O es que sólo se protege los fines de semana y el resto de la semana no cuenta, sobre todo en esta época? En todos estos días, fuera del control de los guardas, no he conseguido ver a ningún guardia civil, ni policía municipal, “pasearse” por este camino para poner las sanciones necesarias en este desaguisado. La señalización desde luego es clara: prohibición de aparcar en todo el camino, con retirada de grúa incluida, salvo en los lugares señalados, limitación de velocidad (20 km), y la prohibición de adelantamiento en todo el camino.

Como entre todos no logremos hacer algo, esto irá de mal en peor.
Muchas gracias por la labor que lleváis a cabo. Me siento totalmente identificado con vuestros fines dentro de la asociación.
Un saludo cordial

Ricardo G.

 
Foto: Camino de las playas, © MA
 

Museo de Los Molinos en Carboneras

 
 

Hace unos meses que comenzaron las obras del Museo de Los Molinos, junto al molino restaurado recientemente, en la entrada a Carboneras desde la carretera de Almería. Al parecer, este museo va a consistir en una construcción que pretende ser semejante a la antigua vivienda del molinero, situada justo delante del Molino. Según ha ido avanzando la obra he ido observando, con perplejidad, que su elevación impide, en gran, parte la vista del remozado molino al que pretende homenajear.

Me parece muy bien que, por fin, se construya un museo en Carboneras, que se recupere la memoria sobre la cultura del agua, tan importante y arraigada en estas tierras desde siempre; pero, por favor, que el museo no nos oculte el molino.

J. V.

Foto: Obra del museo y molino de Carboneras © JV

Dejadez o incompetencia

¿Quién nos protege de la incompetencia de quiénes nos gobiernan y administran los impuestos que pagamos, teóricamente para el mantenimiento y mejora del bienestar común?
¿No procede que los ciudadanos podamos pedir indemnización a los administradores por el mal uso y despilfarro del dinero que tan alegremente nos exigen?

Aunque lo parezca, no quisiera hablar de principios generales ni de derechos abstractos, no, sólo de despropósitos y pifias concretas, con nombres y apellidos que, por desgracia, van degradando paso a paso nuestros pueblos y en fin, nuestro Parque. ¿Es lo que persiguen? ¿O es pura incompetencia?

Dénse un garbeo por el Parque y vean por sus propios ojos. De entrada, la suciedad parece ya instaurada como norma general en calles, cunetas, playas, aparcamientos,… ¿Dejadez? ¿Incompetencia?

Hagamos una parada en El Playazo, compendio de despropósitos. El abandono es tal que las zonas degradadas por falta de delimitación de un aparcamiento ordenado (coches y caravanas aparcan donde les viene en gana) nos impide pensar que nos encontramos en un espacio protegido. Echan al suelo las casetas para barcas de toda la vida y en su lugar dejan otro espacio degradado en el que pueden aparcarse los coches, a la vez que eliminan el contenedor de basura que antes existía. ¿Mala fe? ¿Incompetencia?

Seguimos el viaje, un respiro ante la imagen de Cerro Negro flotando en un mar azul platino. Estamos en Las Negras.

Pero lo que aquí vemos no lo podemos calificar de abandono o dejadez, es directamente un atentado a nuestro patrimonio. Los que aquí nacieron o los que elegimos este enclave maravilloso para vivir, no nos merecemos ni podemos permitir las salvajadas perpetradas con nuestro dinero. Sólo desde la insensibilidad y desprecio por el patrimonio se pueden llevar a cabo unas obras de remodelación como se han hecho y se están haciendo.

¿Qué va a quedar de aquel bonito enclave de pescadores? Aquí, “restaurar”, que es algo que sí hacía falta en todo el Paseo Marítimo, se ha convertido en destruir y hacer algo nuevo que nada tiene que ver con la arquitectura tradicional. Es un renegar absoluto de la tierra y la cultura de los antepasados.

Pero por desgracia esta forma de actuar y de administrar nuestro dinero es trasladable a la mayoría de obras que se realizan en el Parque. ¿Cómo se pueden llenar la boca de palabras como “restaurar” “sostenibilidad”, etc., etc., en obras como los nuevos molinos y aljibes, que se han construido encima de los antiguamente existentes, o las nuevas norias de piedra gris, cuya finalidad aún desconocemos?

Siempre he estado anhelando que restaurasen el patrimonio monumental del Parque, Cortijo del Fraile, Castillos que se caen a pedazos,… pero visto lo visto espero que no los toquen, POR FAVOR!!!, casi mejor dejen que se caigan, la memoria colectiva se lo agradecerá.

¿Incompetencia, desidia,… y el dinero gastado? ¿Cómo nos pueden pedir que nos apretemos el cinturón cuando el derroche público es tan grande?

¿Cómo nos pueden pedir que ahorremos energía, cuando el Ayuntamiento tiene encendidos campos de fútbol y zonas de recreo hasta altas horas de la madrugada, para que jueguen moscas y polillas, o encendidas las tropecientas farolas que inundan nuestras calles y aparcamientos?

Den ejemplo: Ustedes son los primeros que deben ahorrar y de paso nos harán un gran favor, podremos volver a dormir con las persianas levantadas y ver las estrellas, y con el dinero que ahorren podrán darnos otros servicios que sí necesitamos y les agradeceríamos.

M. Martí