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Ánforas de mar

Fotos: Ánforas de mar, © Juan Manuel Miranda

En Carboneras, hay gente que, con ingenio, es capaz de aprovechar lo que las enormes empresas de su entorno rechazan, para hacer un producto totalmente respetuoso con el medio ambiente.

Ánforas de Mar es una empresa que crea réplicas de ánforas originales sometiéndolas a un proceso de envejecimiento bajo el mar. Los responsables de esta pequeña industria de recreación histórica han conseguido réplicas de todas las ánforas que utilizaron las civilizaciones mediterráneas, con las que comerciaban, cargadas de vino, aceite y garum, por nuestro histórico Mare Nostrum.

Con un original sistema, donde se utilizan los restos de vida marina que desecha la central térmica de Endesa, tras filtrar el agua de mar que utiliza en su proceso de refrigeración.

Filomena Faba y Carlos Abad idearon un sistema de recuperación de toda la materia orgánica rechazada por la central, conduciéndola por tuberías submarinas y haciéndola pasar por las miles de ánforas que tienen, literalmente, sembradas en sus viveros, dentro del mismo puerto de la térmica. Las piezas han sido sometidas a un tratamiento previo de electrolisis, que favorece la incrustación de los microorganismos.

El tiempo de elaboración puede oscilar entre dos y tres años. La vida marina rechazada, en su gran mayoría plancton microscópico, encuentra en las nuevas piezas su nido, donde crece y se desarrolla, fosilizándose posteriormente y llegando a formar parte de cada ánfora, decorándola a su antojo, poco a poco, con la misma belleza del fondo marino de este Parque Natural. Su aspecto final depende totalmente de la flora y fauna marina, siendo cada una de ellas única.

Una ingeniosa manera de acelerar la historia, que se aprovecha de la central térmica para hacer algo diferente.

El resultado son ánforas tan parecidas a las originales, que si no se rompe la pieza y aflora el barro, nadie las distinguiría de las auténticas. Más que nada, porque el proceso es el mismo pero acelerado por el ingenio de estos empresarios de Carboneras. Las ánforas que salen de estas aguas van documentadas con una placa y un documento que acredita su autentica falsificación, para que no haya malos entendidos.

Quizás, estas réplicas tan exactas de ánforas y otras piezas arqueológicas, puedan saciar el deseo de los coleccionistas. Sería deseable que una empresa familiar, como Ánforas de Mar, pueda desplazar del negocio a los expoliadores de pecios, tan extendidos en nuestro litoral; y que, de una vez, se dejen las originales para los museos, que es donde deben estar.

Mario Sanz