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Gente del Parque

“Yo no fui a la escuela” - Mujeres de Níjar 1915-2015

Publicación del libro “Yo no fui a la escuela - Mujeres de Níjar 1915-2015”, editado por la Asociación Amigos del Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar con ocasión de su 20 aniversario, y con la colaboración del Ayutamiento de Níjar.

2015 ha sido un año especial para la Asociación de Amigos del Parque Natural Cabo de Gata-Níjar, y lo ha sido porque en esta fecha hemos cumplido veinte años. Han sido dos décadas de compromiso con el cuidado y la preservación de este espacio natural único y privilegiado, al que nos sentimos tan unidos por la belleza de su geografía y las peculiaridades de su vegetación y su fauna marítima y terrestre. Veinte años en los que la actividad de nuestra asociación ha estado centrada en la protección y defensa de los valores naturales, ecoculturales, etnográficos y paisajísticos del Parque Natural Cabo de Gata-Níjar.

Durante todo este tiempo hemos mantenido numerosas iniciativas judiciales para defender ante los tribunales este rico patrimonio común, amenazado por tantos y poderosos intereses que lo ven exclusivamente con ojos de mero negocio. Pero a la vez también hemos desarrollado actividades culturales para conocer mejor este entorno y sus gentes, algo que para nosotros es de la máxima importancia ya que queremos que todas nuestras acciones sean compatibles con los intereses y las necesidades de los habitantes de la zona.

Precisamente, coincidiendo con nuestro vigésimo aniversario hemos querido reforzar nuestro compromiso con el entorno social y hemos llevado a cabo iniciativas como la de conceder los primeros Premios Cabo de Gata, con los que queremos reconocer a aquellas personas y organizaciones que se hayan destacado por su labor en la defensa de los valores conservacionistas y culturales del Parque Natural.

La publicación de Yo no fui a la escuela. Mujeres de Níjar 1915-2015 es una magnífica oportunidad para acercarnos a los vecinos del Parque y un nuevo eslabón en la cadena que nos une a ellos. A unas gentes que, como las autoras del libro se han encargado de contarnos, han presenciado a lo largo de su vida cómo el paisaje de su niñez, que les negaba el agua y la sal y del que apenas conocían unas leguas a su alrededor, se ha transformado en un paraje codiciado por unos, maltratado por otros y amado por muchos más, a cuya mutación sin embargo permanecen ajenas en su mayor parte.

Queremos estar y sentirnos más próximos de los genuinos habitantes de estas tierras, con aquellos que tuvieron aquí su cuna y a través de varias generaciones han vivido la evolución de este espacio antaño aferrado a los pobres recursos de la tierra y hoy orientado a nuevas actividades como el turismo. Nuestra visión sería necesariamente parcial y en buena medida insuficiente, si no sabemos tender los puentes necesarios para encontrar los nexos con ellos. Porque de su comprensión de nuestros mensajes, de su comunión con nuestro respeto esencial por la tierra que les vio nacer, depende la pervivencia de nuestro legado. Por todo ello, apoyando la publicación de los testimonios que nos proporcionan las protagonistas de este volumen, contribuimos a realizar un homenaje a estas mujeres, y con ellas a sus familias y a la vida que han generado a su alrededor.

Las autoras, miembros activos de la Asociación y, en el caso de Cándida, nacida en la comarca, donde continúa viviendo, donde también se asientan sus hijos, y donde desarrolla una admirable labor de animación cultural entre las mujeres, son profundas conocedoras del Parque. Y esta mirada sensible que han posado sobre su horizonte es lo que les ha movido a dar fe de unas vidas que representan una forma de relación con el mundo y la naturaleza a punto de desaparecer.

Celebramos este trabajo, que se suma a otros que se están produciendo en lo que no deja de ser respuesta a una creciente demanda de conocimiento por el pasado, de romper muros de silencio y olvido, y reivindicación de pertenencia a una comunidad largo tiempo postergada, y que lucha con denuedo por su futuro.

Asociación de Amigos del Parque de Cabo de Gata-Níjar

* * *

Presentación el 9 de enero
La presentacion del libro será el sábado 9 de enero de 2016, a las 18,30 en el salon de actos del Museo arqueológico de Almería, (Ctra. de Ronda, 91, 04005 Almería), con la presencia de las protagonistas. El libro estará disponible en librerías y tiendas a partir de esta fecha. Más información próximamente en www.cabodegata.net y en nuestro Facebook.

* * *

Agradecimientos
Queremos agradecer a las personas que han hecho posible este libro por su generosidad y por la calidad de trabajo.
Charo García Lucero es la ideadora del proyecto y ha coordinado todas las áreas del libro, para que este se lleve a cabo según lo previsto, edición, timing, fotografías, etc. Junto con Cándida Rodríguez, se han encargado de ir a entrevistar a todas las protagonistas, y posteriormente volver a leerles las entrevistas una vez transcritas y redactadas adecuadamente.
Carmen Sanz Pardo y Sira Laguna han transcrito literalmente las entrevistas y las han redactado todas con un mismo estilo.
El capítulo 1 ha sido escrito por Sira Laguna y el capitulo 2 por Carmen Sanz Pardo.
Carmen Sanz Pardo ha sido la responsable de redactar, corregir y conseguir que todo el libro tenga una misma identidad.
Milena Monti ha realizado un gran reportaje fotográfico a todas las protagonistas.
Hay que resaltar el diseño de Agustín Martín Francés y del asesoramiento y consejos de Isaac García.
La antropóloga Alicia González ha sido la responsable del prólogo y la supervisión lingüística de Miguel Galindo.
¡Muchas gracias y felicidades!

* * *

La lucha por la vida: la historia a través de sus protagonistas

“El presente es la viviente suma total del pasado” (Thomas Carlyle)

Nuestras vidas, las vidas de todos y cada uno de nosotros, son el producto de una acumulación de circunstancias, entre las que el azar, la voluntad individual y la herencia del pasado se entremezclan y condicionan. Si sobre el azar no podemos actuar, y la herencia del pasado nos habita permanentemente, tan solo la voluntad individual parece ser la única herramienta que podemos utilizar para construir el edificio de nuestras vidas.

Pero muchas veces sucede que el peso de las circunstancias que no dependen de nosotros es de tal magnitud, que nuestra voluntad, por muy colosal que se nos antoje, no alcanza a compensar el desequilibrio del azar y de la herencia recibida.

El mundo es nuestro hogar, pero no elegimos dónde nacemos, y el lugar en el que vemos la luz por primera vez puede llegar a ser nuestra única morada.

Estas consideraciones van a estar muy presentes a lo largo de este capítulo, en el que se va a analizar la información facilitada a través de las entrevistas realizadas.

Se han recogido testimonios de diez familias, cada una de ellas, salvo en un caso, compuestas por miembros de tres generaciones, que se corresponden con un periodo de 85 años. En la primera generación, se ha entrevistado a mujeres de entre 99 y 67 años de edad. Más de treinta años de diferencia, en los que, sin embargo, las costumbres y las formas de vida no han experimentado cambios sustanciales, de acuerdo con los relatos transmitidos.

La segunda generación, las hijas de las anteriores mujeres, tienen entre 64 y 43 años de edad. Herederas de las dificultades y los estrechos márgenes de acción que caracterizaron las vidas de sus madres, estas mujeres son conscientes de las carencias que sus progenitoras debieron afrontar y que condicionaron su propio desarrollo vital, y proyectan sus esperanzas en sus hijas, aunque en general valoran y aprecian su trayectoria, que comparan continuamente con la de sus madres.

Las nietas están representadas entre las edades de 43 y 15 años. En esta generación, las diferencias son ya muy significativas, y podemos decir que se empieza a perder el rastro de las huellas del pasado.

Las familias entrevistadas se corresponden con las siguientes localizaciones: Los Albaricoques, Las Hortichuelas, Las Negras (Cala San Pedro), Isleta del Moro, Fernán Pérez, Rodalquilar, Agua Amarga (La Joya), Níjar, Agua Amarga (núcleo) y El Pozo de los Frailes. En los casos de Isleta del Moro y Níjar, los testimonios recogidos se han ampliado más allá de las representantes de las tres generaciones, mientras que la señora de la Cala San Pedro no tuvo descendencia.
El objeto del análisis va a centrarse esencialmente en la primera generación. Las declaraciones de las hijas y nietas se han recogido con la finalidad de poner de manifiesto las transformaciones experimentadas, y las conclusiones y observaciones a ellas referidas se agrupan en conjunto, y por oposición o contraste con la generación de sus madres y abuelas, más que como sujeto de examen en sí mismas.
(...)
Por último, el material recogido se complementa con el propio testimonio de Cándida Rodríguez, coautora de esta publicación, y que ha contribuido eficazmente a establecer los contactos con las familias. La descripción de su peripecia vital, una vez realizado el trabajo de documentación y toma de datos del conjunto, destila reflexiones muy reveladoras que complementan este análisis.
(…)
Ochenta y cuatro años separan a Paula, 15 años, de la señora Ángeles, nacida en un cortijo de Los Albaricoques hace casi cien años. Y ochenta y cuatro años tiene la señora María, la abuela de Paula, que nació en una cueva en la cortijada de La Tórtola. Cuando Paula y sus amigas escuchan a sus abuelas, quizás tengan dificultades para imaginarlas a la edad que ellas tienen ahora. Las huellas del pasado se van desdibujando. Huellas que nos hablan de entrega y de coraje en la lucha por la vida, cuyos rastros permanecen en los rostros surcados por las arrugas del esfuerzo y el sacrificio. Contribuir a que no se borren definitivamente ha sido uno de los objetivos de este trabajo, porque estamos convencidas de que “el pasado es un prólogo” (W. Shakespeare).

Carmen Sanz Pardo

* * *

“Yo no fui a la escuela -
Mujeres de Níjar 1915-2015”:
extractos de entrevistas

FAMILIA DE LAS HORTICHUELAS:
Margarita Alías, de 91 años, su hija María del Mar, con 57 años, y su nieta de 20, constituyen este grupo familiar.

 

MARGARITA ALÍAS REDONDO
(Primera generación)

 

Nací aquí, en Las Hortichuelas Bajas, en un cortijo, toda la vida trabajando en todo y en nada, porque dinero no gané nunca, pero trabajar en todo, he trabajado en la tierra, en el monte, con los animales, en to.

¿Fuiste a la escuela?
Muy poco, muy poquito tiempo, no aprendí más que a sumar. Había una escuela aquí, pero yo no iba porque me levantaba mi madre temprano por la mañana, a las siete de la mañana, para ir con ella a recoger leña, a recoger esparto, a segar, a arrancar cebá, a lo que fuera, porque mi madre era la que ganaba los dineros. Mi padre se había muerto con 42 años, y mi madre se quedó con mi hermana, conmigo y con mi abuela, cuatro con ella, y ella era la que tenía que ganar la comida, así que nos levantaba a mi hermana, que era menor que yo, y a mí. Así que na más que aprendí un poquito a escribir, y a sumar y a restar, porque a la escuela iba los jueves, que daban el mapa ¡me gustaba tanto el mapa!

Erais cuatro mujeres y trabajo ninguno…
Lo que se sacaba de la tierra, con eso comíamos. El agua la sacábamos con cántaros de una noria que teníamos, que estábamos todo el día dándole palos al burro pa que anduviera, porque el burro al primer paso se paraba, siempre se paraba en el mismo sitio. Antes que llegara teníamos que empezar “arre burro, arre burro”. Era una finca grandísima, era por lo menos… no sé, muy grande, de secano, plantábamos de todo, patatas, cebollas, habas, no comíamos más que lo que sacábamos, con los gusanos y to, présules, maíz, cebada, trigo. Esto era antes de que estallara la guerra y cuando estalló, pues nos teníamos que hacer todo.

Cuando empezó la guerra tú tenías unos once años, ¿qué recuerdos tienes de cómo se vivió aquí la guerra?
Aquí no hubo guerra ninguna, ni se oyó un cañonazo, ni pasó un aeroplano, ni una bomba ni nada. Pero hambre, nada más que hambre. No había nada que comer, no había nada de trabajo, había menos trabajo que antes de la guerra. En tiempos de guerra si tenías un saco de maíz había que esconderlo porque venían y te lo quitaban pa llevárselo al frente los que había por aquí, y si teníamos otra cosa de comer, pues lo escondías. Ha sido una vida dura, dura, dura.

¿Cómo conociste a tu marido?
Estaba bailando conmigo aquí también, yo he conocío a mi marío porque venía a bailar toas las noches. Todas teníamos novio, y toas las muchachas decíamos: “cuando se acabe la guerra nos vamos con el novio”. Así que me casé muy joven, me casé en mayo, me fui con él el día 3 de mayo. Nos fuimos todas, en cuanto se acabó la guerra, con 14 y 15 años, -a mí me faltaba de mayo a agosto pa cumplir los dieciséis-, él me llevaba tres años – me parece que eran-, que había nacío el día de los Santos.

¿Cuándo entró a trabajar en las minas?
Cuando volvió de la mili enseguida empezó a trabajar en la mina. Fue muy fácil entrar, metían a todo el mundo… abrieron las minas y no había problemas. Pidió trabajo y al día siguiente empezó a trabajar. Estaba de vigilante, él estaba fuera de la mina. Entonces yo tenía ya a mi Antonio nacío.

¿Cuántos hijos tienes?
Cinco, dos mellizos, esta, que es la única chica. El primero Antonio que se ha muerto, luego tuve a Miguel. A todos los tuve a conciencia, porque yo quería a ver si nacía una niña. Nació mi Miguel, otro niño - yo no sé por qué se llevaban seis años cada uno- y mi madre decía: “me voy a quedar con las ganas de verte con una niña”. Entonces me nacieron dos, y mi madre me seguía diciendo: - y eso que no era muy amante de niños- “¡Cuánto daría yo por verte con una niña!”, y luego ya vino la niña y ya no tuve más. Cuando nació mi Miguel yo me vine con mi madre, y luego ya nos dieron la casa de las minas.

 

MARÍA DEL MAR EXPÓSITO ALÍAS
(Segunda generación)

Foto: María del Mar Expósito Alías © Milena Monti

 
 

Cuéntanos los recuerdos de tu infancia…
Pues es que mis recuerdos son totalmente diferentes a los de mi madre, son todos buenos, la verdad. Yo nací en Rodalquilar, y aunque estaba con mi madre, pero me criaba con mi madrina, Rosalía, una mujer de Dalías que vivía allí enfrente. Yo a mi madrina la he querido muchísimo y a los hijos de mi madrina también, eran muy mayores, y yo era la niña pequeña de mi padrino. Mi madre cuenta que mi madrina siempre antes de acostarme en mi cuna venía a despedirse de mí con un beso. Yo fui una niña superquerida, porque me llevo doce años con mi hermano Miguel, y diecisiete con el mayor, así que yo era la chiquitina. Todo lo que yo recuerdo es bueno.

La situación de tu familia ya había mejorado cuando tú naciste…
Yo no puedo contar hambre porque yo no he pasado hambre en mi vida, mi madre - como ella ha dicho- tenía vacas, cabras, trabajando… Mi madre siempre contaba que como fui la niña pequeña tuve nueve cortes de vestidos, y cuando nací las vecinas le regalaban gallinas, vino, de todo. Como mi madre era muy limpia y les blanqueaba a todas, pues luego en recompensa y en agradecimiento le hacían los regalos.

¿Cuándo te casaste?
Con 24 años y a los ocho meses de conocernos. Tenemos dos hijos, este y mi niña que tiene 20 años y está estudiando en Murcia.

En general, estás satisfecha con tu vida…
Sí, estoy conforme. A los 9 años de estar casada me puse a estudiar y entonces fue cuando nació mi niño, porque a mí los médicos me decían que no tenía nada, que estaba obsesioná, así que empecé a estudiar, cosa que a mí tampoco me llamaba mucho la atención.
Empecé la ESO y el acceso a la Universidad, también había hecho baile. A to las cosas me había apuntao, porque Manolo se iba a trabajar y tenía toda la mañana libre, y entonces fue cuando pensé en estudiar. Pasado un tiempo ya hice muchas amigas, Celia y Mari Carmen, pero empecé a encontrarme rara, y fue porque estaba embarazá, o sea que me vino hasta bien y ahí acabé el curso y lo dejé. Luego ya no hice nada más, porque ya tenía que cuidar a mis niños. He estado contenta porque he tenido tiempo pa hacer lo que he querido. He querido criar a mis hijos a mi manera y los he criao. ¿Que no tenía una carrera? pues a lo mejor si hubiera tenido que trabajar… pero lo primero que no tenía necesidad, yo con mis niños ni pensarlo en trabajar.

 
 

MARÍA DEL MAR ALONSO EXPÓSITO
(Tercera generación)

Foto: María del Mar Alonso Esposito © Milena Monti

 

María del Mar, queremos que nos cuentes los recuerdos de tu niñez
Pues la verdad es que yo he tenido una infancia bastante feliz, tengo muy buenos recuerdos, de no haber pasado ninguna falta. He ido toda la vida al mismo colegio en La Salle, en Almería.

¿Qué recuerdas de tus padres?
Mi padre siempre estaba con nosotros, era muy activo, siempre jugando con nosotros, y mi madre también, como no trabajaba, que era ama de casa, siempre estaba con noso-otros. Llegábamos del colegio y estaba con la comida preparada, iba a buscarnos, y en las excursiones, mi madre siempre ha sido la delegada de la clase, iba a las excursiones del colegio con nosotros.

Y cuando escuchas a la abuela hablar de cómo se vivía ¿qué idea te haces, qué piensas?
Pues a veces me resulta difícil imaginármelo, porque mi abuela cuenta historias de que no tenían nada, que no tenían comida, que solo tenían unos zapatos y tenían que ir descalzos y me resulta difícil hacerme a la idea. ¡Con todo lo que tenemos ahora y las facilidades que tenemos! Me resulta muy impactante, porque tampoco ha pasado tanto tiempo.

¿Por qué decidiste irte a Murcia?
La carrera que estudio no la hay en Almería, pero aparte de eso a mí no me hubiera gustado quedarme en Almería. Yo sentía que necesitaba vivir sola un poco, vivir la experiencia universitaria sin estar en casa de mis padres y sin que me dieran todo hecho. Ir un poco fuera, yo quería salir de casa de mis padres y vivir de otra manera por mí misma.

Y cuando termines la carrera ¿tú estás decidida a salir si no encuentras aquí trabajo?
Sí, no me importa moverme de España. Si en el extranjero me ofrecen oportunidades que no encuentre aquí, pues sí. Obviamente no me voy a ir si no tengo ninguna posibilidad, pero no me importa moverme de España.